Abordaremos en este post una actitud clave en la búsqueda activa de empleo y que, como las anteriores, puede revelarse como una barrea para el acceso y mantenimiento del empleo o como un potenciador. Estamos hablado de la responsabilidad individual, factor que no está directamente relacionado con el ámbito laboral, sino que es un factor de actitud ante la vida, pero que por ser una actitud conformadora de la persona, influye de forma notoria en todas las áreas fundamentales de su desarrollo y, por supuesto, la del empleo.
El condicionante de la responsabilidad individual presenta múltiples conexiones y responde a diferentes aspectos de la personalidad de una persona. Tiene que ver con su educación o con sus creencias y valores.
Uno de los procesos que podrían tener influencia en la configuración de este factor es el papel que hayan podido desempeñar las madres y padres en la educación de sus hijos e hijas. Nos referimos, en este caso, al estilo parental denominado por el Dr. Haim Ginott, en 1969, como los “padres helicóptero” y cuya aceptación se consolidó en 2011.
Este estilo parental se caracteriza porque las madres o los padres adoptan demasiada responsabilidad sobre las experiencias, acontecimientos, toma de decisiones, éxitos o fracasos de sus hijos e hijas. Se trata de una sobreprotección que limita la autonomía del niño o niña, teniendo consecuencias para su desarrollo psicosocial. Son padres o madres que quieren estar en y controlar todo, y tendentes a buscar la perfección, bloqueando la capacidad de autonomía y de toma de decisiones del hijo o hija. Como resultado nos encontraremos con personas incapaces de enfrentase a los posibles desafíos que se encuentren e incapaces de controlar sus emociones. Y, como podemos deducir, podrían desarrollar una baja conciencia de responsabilidad individual.
Otra teoría psicológica que podría explicar el desarrollo de la responsabilidad individual es el concepto de locus de control. Ese concepto puede influir de manera notoria en las decisiones importantes de la vida y, sobre todo, en los procesos de motivación de la persona.

El término fue introducido por Julian Rotter en 1966 como parte de su Teoría del Aprendizaje social, aunque no fue aceptado por la comunidad científica hasta 1978, cuando Wallston y DeVellis desarrollaron el concepto.
Esta teoría que influye en los procesos de aprendizaje, se refiere al grado en que las personas sentimos que tenemos el control de los acontecimientos de nuestras vidas. Normalmente, atribuimos las causas de los hechos que nos acontecen a nuestras propias capacidades o decisiones, en ese caso nos encontraríamos ante un locus de control interno; o a fuerzas externas fuera de nuestro control, y en ese caso el locus de control sería externo.
El modo en el que interpretamos los sucesos vitales o acontecimientos, tiene una enorme influencia en la motivación y, por lo tanto, en la toma de decisiones para actuar frente a las situaciones que vivimos. Podríamos decir que nos encontramos ante dos posturas vitales. Una, la que percibe que tenemos capacidad de influencia en nuestro destino y, la otra, en la que nuestro destino está fuera de nuestro propio control, depende de otros, de la suerte u otras fuerzas externas. Así, en función de cómo nos situemos, estaremos más capacitados o motivados para provocar cambios en nuestras circunstancias vitales o en nosotros mismos.
Podemos advertir, por tanto, cómo adoptar una actitud u otra ante los acontecimientos de la vida, influye notablemente en el fortalecimiento de la responsabilidad individual o, por el contrario, la debilita.
Las personas con locus de control externo tenderán a culpabilizar a otros o a causas externas de sus circunstancias (lo que comúnmente conocemos como “echar balones fuera”), el éxito lo vivirán como suerte, se sentirán sin capacidad para influir en las situaciones personales y la impotencia se apoderará de ellos. En cambio, las personas con locus de control interno, asumen responsabilidades en sus actos, tienen un mejor desempeño porque asumen sus fallos y son proclives al cambio, desarrollan mayor capacidad de autonomía y, sobre todo, desarrollan una mayor seguridad, motivación y autoconciencia, competencias, como ya hemos dejado claro en otras ocasiones, fundamentales para la búsqueda activa de empleo o su mantenimiento.
Por último, de cara a clarificar la importancia que tiene la responsabilidad individual, a la hora de afrontar la inserción laboral, citaremos aquí al politólogo Víctor Lapuente, oscense de nacimiento, que ha reflexionado sobre cuestiones como el individualismo, la idea de transcendencia o el problema de la polarización social.

Aunque sus reflexiones se enmarcan en el análisis de las divisiones sociales actuales, sus conclusiones bien podrían aplicarse también a los procesos que se dan en las tomas de decisiones individuales o particulares, influyendo en la adopción de posturas individualistas de carácter radical, hedonista y narcisista o, por el contrario, en posturas donde se asume la responsabilidad individual que conduce a la acción práctica, potenciando el sentido de utilidad para la sociedad y evitando caer en actitudes donde lo único que nos guía es saciar nuestros deseos o como mucho el interés tribal del grupo al que pertenecemos.
En este sentido, debemos tener en cuenta que la responsabilidad individual no se construye desde el individualismo, sino desde la autoconciencia, mediante la cual nos hacemos conscientes de las repercusiones que tienen nuestras decisiones para nosotros mismos o para nuestro entorno.
Podríamos caer en el error de pensar que este individualismo narcisista sólo se ha fomentado desde posturas ideológicas neoliberales. Sin embargo, este autor pone de manifiesto que también las corrientes ideológicas progresistas han ayudado a fomentar dicho individualismo radical. Fundamentalmente porque se tiende más a poner el acento en los derechos que en los deberes. Incluso el autor considera que los deberes se han sustituido por derechos.
Esta idea tiene muchas repercusiones, pero centrándonos en los procesos de inserción laboral, tiene también una importancia crucial. A menudo en los procesos de inserción social o laboral se incide en la reivindicación de derechos, como enfoque para fomentar la participación y la activación de las personas con las que trabajamos. Este enfoque si no se cuida o articula bien con el plano individual, podría provocar confusión a la hora de discernir entre las causas o consecuencias estructurales y las causas o consecuencias particulares y personales.
Resulta fundamental, en este sentido, desarrollar equilibradamente ambas perspectivas, la reivindicación de derechos a nivel macro y la responsabilidad individual en el plano personal y micro. Ya que son totalmente compatibles y, a su vez, necesarias ambas. A la par que apoyamos y participamos en procesos de reivindicación de derechos, deberíamos promover la conciencia de qué decisiones personales debemos asumir cada uno para mejorar nuestra situación en los entornos locales más cercanos, al igual que el impacto que puedan tener nuestras decisiones en esos entornos. Si no, podríamos generar o potenciar posturas victimistas que anulen la capacidad de acción y la motivación de las personas.

A veces, se confunde y hay personas que podrían escudarse en las dificultades del mercado laboral actual, eludiendo su responsabilidad individual a la hora de buscar un empleo. En este caso, una persona con locus de control externo pensaría que no va a encontrar un empleo dadas las circunstancias actuales, desactivando sus capacidades, fortalezas o aprendizajes personales necesarios para conseguir ese empleo.
A menudo llegan a los recursos de empleo personas con mensajes que denotan las cuestiones que estamos tratando: “a ver si tengo suerte y me llamáis pronto”, “no encuentro empleo porque soy mayor”, “los empleos que me ofrecen son malos porque soy inmigrante”, “a las personas sin hogar no nos dan oportunidades de empleo”, “en todos los empleos que he conseguido me explotaban”, “yo ya he hecho todas las formaciones, lo que quiero es un empleo” …
Reconociendo las dificultades que hay detrás de todas las afirmaciones descritas, es fundamental ayudar al discernimiento y a la comprensión de los procesos que en ellas se están dando, y ayudar a descubrir el poder de control que ante esas situaciones podemos tener, llegando a transformarlas con iniciativa y responsabilidad propia. Porque, de la misma manera, conocemos casos de personas inmigrantes, derivadas de procesos de situación de calle, mayores de 50, etc. que han encontrado un trabajo aceptable.
En definitiva, en la búsqueda activa de empleo no caben las excusas, todo lo contrario. Es fundamental acompañar a las personas para que pongan en valor sus competencias y sus potenciales, siendo este proceso fruto del fortalecimiento de la responsabilidad individual.