Recuperación económica, empleo y salarios (II)

Tras el análisis del contexto actual, queda intentar apuntar posibles caminos que aprovechen las oportunidades y mitiguen los efectos perversos de las dinámicas económico-sociales del mundo actual.

A corto plazo, es difícil proponer alternativas que rápidamente anulen las consecuencias negativas de la situación actual descrita con anterioridad. No existen baritas mágicas. Resultará fundamental en este plano mantener las medidas que, al menos, estén dando resultados positivos.

Si nos enfocamos más a largo plazo, ya que lo que demanda la situación es un cambio de modelo, son muchos los que apuntan algunos caminos.

Resultará crucial abordar y transformar el modelo productivo aragonés y la estructura del mercado de trabajo, donde el sector servicios tiene un peso muy importante, profundizando caminos ya explorados y descubriendo otros. Ya hemos visto cómo el modelo económico y productivo es la causa estructural de la temporalidad, la parcialidad y salarios contenidos. Así, el objetivo sería, reducir el desempleo, acabar con la precariedad y mejorar el índice de productividad.

En primer lugar, ya se viene apuntando la necesidad de reindustrializar el tejido económico en Aragón y en toda Europa. En este sentido, debemos tener en cuenta que no sólo se trata de recuperar y relocalizar empresas o la producción local de determinados productos, sino que además podría venir acompañada de la modernización en cuanto a los procesos productivos, digitalización, inteligencia artificial, modernización técnica o aplicación de innovación.

Pero dicha modernización no sólo debe contemplarse desde el punto de vista de la inversión material, sino también en la innovación de los intangibles como los procesos organizativos, de gestión de los equipos de personas, proveedores, etc.

Estas cuestiones son algo que ya se viene plateando hace tiempo, la flexibilidad, horarios más racionales, los organigramas planos, el desarrollo por proyectos, la gestión de equipos autónomos, procesos de aprendizaje y formación, etc. Sin embargo, ahora es el momento de profundizar en ello.

La dificultad que vamos a encontrar es, como sabemos, que las PYMES, en el tejido económico aragonés, tienen un gran peso y posiblemente no tienen recursos, no sólo económicos, para plantear este viraje. Por ello, habrá que hacer especial esfuerzo en todos los programas existentes o de nueva creación de apoyo a las PYMES en su transformación, no sólo digital, sino también de acompañamiento e implementación de innovación en la gestión de procesos, organizacionales y de equipos.

Todo ello, por supuesto, va a tener un importante impacto en la productividad y, por ende, en la competitividad de la economía aragonesa. Debemos tener en cuenta que unas malas condiciones laborales y una gestión inadecuada de los equipos, pueden ser la causa de la desmotivación de las personas trabajadoras, impactando muy negativamente en la productividad y, a nivel general, podrían estar desactivando la búsqueda de empleo, generando el importante paro estructural que hemos comentado con anterioridad, además de la influencia de otros factores como la falta de formación y la necesaria recualificación en muchos sectores.

Y aunque varios analistas consideran que hay dos realidades que inciden en la productividad, por un lado, el tamaño y, por otro, el volumen de inversión en capital, a mayor tamaño de la compañía y en sectores intensivos en capital mayor productividad, habría que hacer un esfuerzo por modernizar los aspectos anteriormente comentados, no sólo en grandes compañías, sino también para autónomos o PYMES.

Junto a ello, se podría priorizar y estimular el emprendimiento o la inversión en sectores emergentes y en alza de cara al futuro, como la economía circular o las energías renovables. No debemos olvidar que Aragón tiene una ventaja competitiva en energías renovables, pero no es de las más avanzadas en reciclaje y mucho menos en economía circular.

Además, no sólo el sector industrial, sino que el sector servicios requiere también de medidas que le permitan reestructurarse. La digitalización y la inteligencia artificial tienen también mucho que aportar en la hostelería o en el sector de los cuidados, por ejemplo, mejorando los procesos, fidelizando a su clientela, satisfaciendo sus necesidades de forma más eficiente. Nuevos modelos de negocio, en los que se ofrezca una adecuada experiencia de consumo del servicio, ofreciendo información de interés sobre el producto o servicio que se consume o personalizando la oferta del servicio o producto consumido, y donde también se tenga en cuenta la participación de las personas consumidoras, la gestión de los equipos de personas trabajadoras, la mejora de las condiciones laborales y la organización del trabajo. Y poco a poco convertir el sector servicios en un sector con valor añadido.

Del mismo modo, el sector primario podría profundizar en el esfuerzo de generar industrias de transformación agroalimentarias. Llevamos décadas de transformación tecnológica en el sector, pero una de las debilidades del modelo económico aragonés es el poco peso que tienen la industria de transformación agroalimentaria. Ello permitiría fijar población en el territorio y que el beneficio de la agricultura aragonesa repercutiese localmente.

Otros sectores con pujanza y en crecimiento serían la industria química, la farmacéutica, servicios sanitarios, gestión de aguas, la educación digital o de investigación y desarrollo.

Este proceso de cambio en el modelo productivo y económico aragonés favorecerá el fortalecimiento de la productividad y, como consecuencia de ello, la generación de empleo decente, en línea con los planteamientos de la OIT (http://www.oit.org/global/topics/decent-work/lang–es/index.htm ), cuya Jornada Mundial se celebrará el próximo día 7 de octubre. Debemos tener en cuenta que la productividad tiene que ver con la eficiencia del factor trabajo y éste no sólo depende de las personas trabajadoras, sino de los entornos de trabajo, condiciones laborales, aumento de salarios, adecuación profesional, formación, reducción de la jornada laboral u organización del trabajo.

De hecho, podemos comprobar cómo la productividad aumenta en épocas de recesión porque caen los empleos temporales o más precarios, manteniéndose los estables, normalmente también vinculados a sectores con valor añadido. Y ocurre lo contario en épocas de crecimiento.

Todas estas medidas se podrían acompañar de procesos educativos, de aprendizaje o formativos, facilitando recualificaciones, reorientaciones profesionales y futuros profesionales formados en sectores en crecimiento, pero además no podemos olvidar todo el ámbito del aprendizaje en la adquisición o fortalecimiento de las competencias y especialmente las competencias blandas, sumamente necesarias para poder llevar a buen puerto toda esta transformación.

La formación no sólo debe centrarse en los contenidos, sino que hay que adaptar a las personas a los nuevos sistemas productivos, organizacionales, nuevas formas de trabajo, etc. Las tecnologías de la información han transformado nuestra forma de pensar, actuar, de relacionarnos. La brecha digital no sólo afecta a los conocimientos de tecnología y su manejo, sino también a nuestra estructura de pensamiento, comunicación, relación y acción, ya que las tecnologías de la información están modificando a la humanidad en su manera de concebir el mundo y cómo se relaciona con el entorno. Hay personas que se han quedado descolgadas porque no entienden los códigos actuales y son incapaces de seguir el ritmo de estas transformaciones a nivel conductual, relacional o comunicativo.

Recuperar las habilidades sociales frente a las técnicas, aprender a negociar, a cerrar acuerdos, aprender a ser empáticos, a trabajar en equipo, aprender a ser personas antes que adquirir meramente conocimientos. Podemos mejorar el mundo formando a personas trabajadoras y directivas empáticas, justas, comprometidas y responsables.

La formación permanente se convierte en gusto por el aprendizaje, aprender a aprender, y a lo largo de toda la vida. Y, sobre todo, no podemos desdeñar el aprendizaje informal.

Se trata por tanto de una carrera de fondo, en la que habrá que estar atentos a los cambios que puedan producirse o a las nuevas tendencias, para poder introducir correcciones o nuevas orientaciones, en este tránsito de reconvertir el modelo económico y productivo de nuestro entorno.

Este recorrido no se podrá transitar sin un pacto social a largo plazo, en el que puedan participar todos los agentes implicados, todos los partidos políticos, agentes sociales, representantes de la economía social, tercer sector, … lo importante es que se pueda favorecer una planificación a largo plazo y no sujeta a los vaivenes electorales cada cuatro años.

Y en este sentido, tenemos una oportunidad para vincularnos todos los sectores y agentes a este propósito común, el Plan Aragón Puede como contribución al Plan de Recuperación, transformación y Resiliencia de la Economía española. En dicho plan se contemplan objetivos y áreas estratégicas necesarias para acometer la transformación del modelo productivo aragonés.

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